La prostitución es uno de los oficios más antiguos de la historia de la humanidad. Considerar si es moral o inmoral su ejercicio si afecta a terceros o no es discutible ideológicamente, pero data de largo tiempo que la trata de blancas en Latinoamérica es considerada una desgracia regional con expasión continental.
En la actualidad en México la trata de blancas es conocida con el nombre de de "tráfico de personas" mujeres, hombres, niños, que son secuestrados o muchas veces son vendidos por un familiar. Estas personas son trasladadas con engaños a sitios donde se practica la prostitución, si la victima se opone a ser explotada comienzan las torturas, violaciones, y fácil acceso a las drogas.
Según las estadísticas de la ONU, en nuestro país la trata de blancas y la prostitución infantil son una realidad, sobre todo en las zonas costeras como: Quintana Roo, Guerrrero, Sinaloa, Jalisco y Nayarit.
A escala mundial nuestro país es visto como destino de turismo sexual, y como el segundo con mayor producción de pornografía infantil.
En lo que se refiere a la prostitución infantil, una niña dependiendo de su juventud, belleza y nacionalidad, el proxeneta puede llegar a obtener la cantidad de 13 mil dólares por mes.
La tragedia de la trata de blancas es prácticamente imposible combatirla en razón con la clandestinidad del negocio, ya que en muchos de los casos las mismas autoridades se encuentra involucrada. Añadiendole a esto que las victimas que fueron sometidas, no denuncian por que fueron amenazadas con hacerle daño a sus seres queridos.
Algunas alternativas que se les puede ofrecer a estas mujeres que son victimas de esta mafia organizada, seria en la creación de empleos y una educación integral. Así como el apoyo medico, psicológico y jurídico.
Si se llegara a su legalización, esto provocaría mayor reclutamiento, la institucionalzación del uso de personas como objetos sexuales, y promoción de la tolerancia a la trata de las personas.
La iglesia catolica en México, ésta llevando a cabo, una intensa campaña en contra de la trata de personas, esclavitud del siglo XXI, que tiene muchas caras; entre ellas, la explotación sexual, laboral, el tráfico de órganos y la servidumbre sin respecto alguno a los derechos humanos.
La trata de blancas, como cualquier violación a los derechos humanos, necesita fervientemente del apoyo de todos los sectores de la sociedad:
* Estado.
* Tercer sector.
* Jóvenes y adolescentes.
* Padres.
* Universidad.
* Iglesia etc.
La privación de la libertad, el abuso sexual, la exclavitud física y psicológica de las víctimas de la mafia organizada requieren de la solidaridad de todos.